Acabar con la deforestación es posible
Por Alberto Ramírez Espada
Prensa Libre
Jóvenes del movimiento Aj Tzuk están comprometidos con recuperar los bosques. En la foto, campaña de reforestación en Chimaltenango.
Aunque pareciera imposible detener la acelerada deforestación del país —seis mil 256 hectáreas al año—, algunos expertos creen que los daños causados por el hombre aún se pueden revertir, y para ello es importante concienciar a la población, especialmente en el Gobierno, ya que los costos son elevados, y las forestaciones privadas ven riesgos en la inversión.
Otto Becker, productor forestal, afirma que recuperar una hectárea requiere una inversión de entre Q15 mil y Q25 mil durante todo el ciclo productivo del árbol, el cual puede ser de hasta 10 años.
Los costos varían según la especie, el terreno y la región donde se cultive el bosque. A eso se suma el gasto para evitar el robo de árboles, combatir plagas y efectuar podas, para que la especie crezca sana y con las dimensiones requeridas.
Becker, quien también es miembro de la Gremial Forestal, agrega que aunque reforestar es posible, es muy difícil recuperar totalmente el hábitat original de una zona. “Al destruir un área boscosa silvestre, se pierden especies de flora y fauna que ahí habitan, y al reforestar, la plantación puede ser de una sola especie, y no tendrá los mismos servicios ambientales que una zona natural”, advierte.
Por ejemplo, un bosque natural, como los de Petén, requiere de 50 a 80 años para su recuperación total; en cambio, una plantación de árboles alcanza su madurez a los 20 años, cuando ya se puede aprovechar en forma sostenible.
Baja inversión
Heriberto Abraham Martín, director de la Asociación de Desarrollo, Defensa del Medio Ambiente y Recursos Naturales y Acción Ecológica, que trabaja en la Franja Transversal del Norte, en Fray Bartolomé de Las Casas, Chisec y Chahal, Alta Verapaz, asegura que forestar no es tan complicado, y que con buena planeación, la inversión puede ser casi nula.
Cuenta cómo en 10 años lograron reforestar, en las zonas anteriormente mencionadas, 500 hectáreas. En cada una se sembraron mil 111 árboles, producto de algunas donaciones, y para su mantenimiento organizaron a las comunidades, que pusieron la mano de obra para la siembra y posterior cuidado. El siguiente paso es buscar mercados y la certificación del producto maderable de esas comunidades.
El activista señala que ahora buscan hacer alianzas con empresas e instituciones, para que participen en el proceso, con el fin de que se maneje adecuadamente el bosque plantado.
Incentivos
Josué Morales, gerente del Instituto Nacional de Bosques (Inab), explica que cada vez hay más conciencia de la necesidad de cuidar los bosques, y que mediante el Programa de Incentivos Forestales, creado en 1997, al 2007 se había reforestado 73 mil 416 hectáreas y se evitó la deforestación de 137 mil 63 hectáreas de bosque natural, al implementarse un programa de manejo sostenible.
Informó que al 2007 se habían pagado Q766 millones 976 mil 114 por incentivos forestales. Eso significa que por cada hectárea reforestada o protegida se pagaron Q10 mil 446.
El programa de incentivos forestales termina en el 2016, y su objetivo es mejorar la producción forestal sostenible e incorporar tierras de vocación forestal desprovistas de bosque a dicha actividad.
También está el programa de Incentivos para Pequeños Poseedores de Tierras de Vocación Forestal o Agroforestal, el cual en el 2007 ya dio frutos para algunas comunidades, las cuales recibieron un primer pago de Q4 millones 506 mil 59, por dos mil 446 hectáreas bajo manejo forestal en la modalidad de plantación forestal o sistema agroforestal.
Esos fondos provienen de una donación de los Países Bajos, por US$11 millones, y el programa concluye en el 2010, cuenta Morales.
Campaña y reverdecer
Hace un mes, los integrantes del movimiento de jóvenes Aj Tzuk reforestaron 920 hectáreas en un solo día, es decir, un millón de árboles, en varios departamentos, entre éstos, Alta Verapaz y Chimaltenango.
La inversión fue de Q5 millones, en costo de viveros y transporte. La siembra estuvo a cargo de ocho mil jóvenes voluntarios. Al final, cada arbolito sembrado tuvo costo de Q5.
Blanca Aragón, coordinadora del programa Reverdecer Guatemala, cuenta que del 2005, cuando fue creado el programa, al 2008, se reforestaron 11 mil 235 hectáreas.
La dinámica es conseguir empresas privadas que apadrinen a comunidades interesadas en reforestar áreas de recarga hídrica, de protección de suelos o para producción energética, como leña.
Aragón señala que la inversión es difícil de definir, porque las empresas aportan la mayoría de costos, y Reverdecer busca apoyo técnico e insumos.
Los entrevistados coinciden en que es posible recuperar las áreas deforestadas, si todos los sectores, entre ellos el Gobierno, unifican esfuerzos para que no desaparezca la “eterna primavera” y disminuyan los desastres naturales, que casi siempre son consecuencia de la erosión y deforestación de suelos.