lunes, julio 20, 2009

La violencia no se combate con castigos, sino con educación

Por Marta Sandoval
Fotos por Jesús Alfonso
elPeriódico


Albert Bandura ha revolucionado el campo de la psicología. Ucraniano-canadiense, ha creado teorías que hoy son base para libros de texto.

Albert Bandura tenía razón. Pero a diferencia de Galileo, Bandura no tuvo que decir su verdad por lo bajo: la expuso en foros, en revistas y aunque al principio no le creían y los psicólogos de la vieja escuela le criticaban, terminaron aceptando su verdad y Bandura revolucionó la psicología mundial. En ese entonces la teoría conductista estaba de moda, los especialistas creían que la única forma de aprendizaje era a través de la experiencia directa, de las consecuencias de los propios actos. Y Bandura decía que no, que el simple hecho de observar a los demás ya nos hacía aprender.

Lo probó con un experimento: el muñeco bobo. Primero le mostró a un grupo de niños un video donde un adulto golpeaba con un mazo a un payaso inflable que después de un golpe volvía a su posición original. Luego dejó a los pequeños a solas con el juguete. Los que habían visto el video imitaron la conducta del adulto, buscaron el mazo y golpearon repetidamente al muñeco.
Los que no lo vieron, jugaron con él sin violencia. En resumen ver actuar a los demás violentamente nos vuelve violentos. Su teoría más conocida dice que estamos influidos en el ambiente, pero nosotros también influimos en él.

¿Cuáles son los nuevos retos de la psicología? ¿dejar la terapia individualista?

– Por mucho tiempo la psicología se ha enfocado en lo individual, pero hay cosas sobre las que no tenemos control y necesitamos a los demás. Por ejemplo cuando recurrimos a personas con mayor conocimiento que nosotros, es así como los niños buscan a sus padres o los alumnos a los maestros. En la mayor parte de nuestra vida tenemos que trabajar juntos. No podemos pasar un día sin la influencia de los demás.

Las sociedades ahora trabajan en comunidades, los europeos se han unido y tienen mucho más poder. En el futuro va a tener que haber una unión de América, unión asiática y unión africana.
Los países de América tienen que aprender a convivir y a trabajar juntos para salir adelante, tienen que ser colectivos, para tener poder ante el mundo.

¿Se puede cambiar la forma de vida de un pueblo entero?

– Sí, claro. Mi trabajo en todos estos años ha demostrado el poder que tiene una sociedad para remodelarse a sí misma y el poder de la gente que cree que puede hacer un cambio con sus acciones. Así que cuando combinamos esos dos poderes les damos una mejor vida. Hay dos elementos en que enfocarse: necesitas una buena teoría con conocimiento de la cultura y las costumbres de la región y una persona creativa que tome esa teoría y la transforme en un programa altamente efectivo.

La televisión puede ayudar. Usted trabajó en proyectos que mejoraron la vida una comunidad entera.

– Este proyecto empezó en México. Creamos una serie para televisión con la idea de mejorar dos problemas nacionales: la falta de alfabetización en los adultos y los altos índices de embarazos no deseados. El plan fue todo un éxito, teníamos una buena teoría y una muy buena manera de presentarla. Conseguimos que el número de adultos inscritos en escuelas nocturnas se elevara considerablemente y que las mujeres y hombres buscaran métodos de planificación familiar. Esos cambios se demostraron con estadísticas. Estas no son fantasías, son historias que demuestran que hay esperanzas y maneras de cambiar una sociedad, ahora hay muchas herramientas para poder cambiar nuestra vida. Así que hemos replicado el programa de México alrededor del mundo, lo hicimos en 8 países de África y Asia. Hemos trabajado con las televisoras locales y hemos llegado a 900 millones de personas.

En Tailandia hicimos un programa de radio. Queríamos frenar la transmisión de enfermedades sexuales. Primero descubrimos que los camioneros eran los principales causantes del contagio de VIH Sida, así que inventamos una radionovela sobre camioneros. Era la historia de tres conductores, uno cuidaba su dinero y amaba a su familia, otro nunca sabía qué hacer y el tercero era una mala influencia y siempre les decía que se acostaran con cuantas mujeres pudieran. Al final el de mala influencia termina mal y se infecta de Sida y la esposa lo deja. Mientras que el primero tiene una vida plena con su familia.

Antes del programa estaba la creencia que las enfermedades venéreas se transmitían por mosquitos y no por contacto sexual, así que tomamos todas las creencias de la gente y las desmentimos en la serie, otra parte del programa fue regalar preservativos. Luego grabamos todos los episodios en CD y los repartíamos en las fábricas y gasolineras, fue algo grandioso, la gente hacía cola para recibirlos y esperaban ansiosos el nuevo episodio, siempre terminábamos un capítulo con algo interesante, que los tuviera en vilo hasta el próximo.

Hicimos otros en países árabes, donde las estadísticas decían que más de 130 millones de mujeres eran violadas constantemente. Grabamos un programa de aproximadamente 17 segmentos, en los cuales una pequeña niña que la población llegó a adorar fue objeto de violación, les hicimos encariñarse con el personaje primero y luego les mostramos los efectos psicológicos y problemas con su cuerpo que esto le había causado. Los musulmanes salieron a discutir sobre el programa ya que no era apoyado por su religión. Pero funcionó, antes del show un 55 por ciento de la población estaba de acuerdo con tener relaciones sexuales a la fuerza, luego del programa sólo un 30 por ciento lo seguía creyendo. Fuimos de lo individual a lo global para poder cambiar una sociedad.

¿Podría un programa de estos ayudar a erradicar la violencia en Guatemala?

– Primero tenemos que detectar cuáles son las razones para que la gente tenga una conducta violenta, en algunos casos son las mismas leyes del país las que lo propician. Las estadísticas dicen que el 80 por ciento de la violencia se da en países con mucha población joven, habrá que determinar si es el caso de Guatemala. Sucede que cuando la juventud no tiene educación, hay pobreza y mucha corrupción, es fácil que caigan en un comportamiento violento o una manera ilegal de vivir. Así que con esos problemas en la mira, debemos empezar a planear la estrategia.
Cómo los educamos y cómo les damos oportunidades sociales para alejarlos de las actividades ilegales.

El doctor bandura critica los altos gastos en cárceles y la poca inversión en escuelas. Se ataca sólo el problema y no sus causas de fondo.

Usted dice que los seres humanos aprendemos de las consecuencias de nuestros actos y los de los demás. Pero, ¿qué pasa cuando los criminales no van a la cárcel?

– Por la psicología sabemos que los castigos no son la mejor manera de controlar la ira y la violencia. La solución es crear posibilidades positivas en la sociedad para las personas agresivas.

Muchos piensan que con las leyes basta para encaminar una sociedad. Pero yo tengo que decir que existen muchas limitaciones en el campo legal. Primero la sociedad debe estar consciente de qué es ilegal y debemos tener un sistema que lo respalde, y si no hay suficientes policías, jueces y fiscales de nada sirven las leyes.

Casi un 50 por ciento de los crímenes que suceden en Estados Unidos ni siquiera se reportan y de los que sí reportan no pueden encontrar al culpable, cuando se cree que se tiene al culpable no hay suficientes pruebas para llevarlo a juicio. De todos los delitos que se cometen sólo en el 1 por ciento se condena al delincuente.

En California el 57 por ciento de las personas que están en la cárcel cometieron ofensas mínimas. Recuerdo el caso de un padre que robó 7 películas infantiles para sus hijos y fue condenado a prisión de por vida. Tienen prisiones llenas de personas con ofensas menores y los que hacen ofensas mayores no son condenados, y eso ya no se puede soportar más, el dinero que están gastando en cárceles lo podrían usar para mejorar la educación. En California las prisiones reciben más dinero que las escuelas. Lo que los niños necesitan es educación y no cárcel.

Entonces hay tres problemas graves que causan el mal uso del sistema penal. Primero el sistema legal no puede ayudar a disminuir el crimen. El problema con el crimen es que provoca miedo, sólo se necesita un asesinato en la sociedad para que los demás le teman al culpable y se queden con miedo de denunciar. Los criminales actúan en redes y la gente piensa que si encarcela a uno vendrá el otro a vengarse. Segundo se malversa el dinero del pueblo por leyes mal usadas, y por invertir en las prisiones y tercero malgasta los recursos desde sociales, hasta educacionales, por dar tanto dinero a las prisiones. Se niega educación y actividades sanas para los jóvenes, nos enfocamos en el castigo y no en el problema de fondo. Las cárceles están llenas de personas que venden o consumen drogas, y no con personas que asesinan o violan, tenemos que estar seguros de usar bien la ley.

Hábleme de su tratamiento para curar las fobias. En los años ochenta usted fue muy criticado por llevar serpientes a la clínica.

– Desarrollé una teoría que dice que uno no cura los problemas de la gente con sentarse y hablar. Para realmente controlar un problema tienes que enfrentarlo poco a poco, y demostrar que puedes controlarlo. Lo apliqué con pacientes con fobias a las serpientes. Primero debes crear un ambiente donde se sientan tranquilos, donde van a quitarse el miedo. Entonces usamos esa teoría, que las personas deben aprender a controlar sus miedos, así que los pusimos frente a una serpiente en una jaula, sólo la tenían que ver, no les pedimos que hicieron algo más, y luego apagamos las luces y estuve allí con ellos como ayuda, ellos sentían confianza conmigo allí, así que después de 45 minutos, les dije que si se creían capaces de tocarla. A la vez que empezaban a tocar la cola me sostenían la mano, luego de 2 horas podían tocar a la serpiente sin problemas.

Cuatro años después les preguntamos cómo iban y descubrimos que no sólo ya no tenían miedo, sino que el tratamiento había causado un gran cambio en su vida. Hubo pacientes que habían pasado más de 23 años sin ir de camping y ahora lo hacían con frecuencia. También recuerdo un plomero que no podía trabajar por miedo a encontrar una serpiente bajo el lavamanos, y ahora hacía sus labores tranquilo. En tan sólo 2 horas se curaron un miedo que los perseguía hace tantos años. Los sueños cambiaron, antes tenían pesadillas llenas de serpientes, y una paciente me contó que soñó con una boa enorme que le ayudaba a lavar los platos.

Así demostramos que si te tienes confianza y realmente crees en lo que haces no sólo puedes vencer una fobia, sino cambiar el mundo.

¿Hace falta explorar en el pasado, en la niñez, para solucionar nuestros problemas?

– Debemos conocer el pasado, pero más importante es concentrarse en el futuro. Decir tuviste estos problemas por estas razones, pero ahora tienes que pensar diferente y actuar de otra manera. No perder demasiado tiempo analizando el pasado, sino ayudar al paciente a reestructurar su vida para el futuro y a prepararlo para lo que viene. No sirve de nada quedarse en el pasado.

El problema que se da al concentrarse en el pasado es que te quedas estancado. Sí, claro que es bueno conocer el pasado, lo necesitamos para no cometer los mismos errores pero no podemos cambiarlo, el problema no es lo que nos haya sucedido, sino repetirlo. En terapia ese pasado es creado por nosotros, y cuando nos sicoanalizan, vemos lo que nosotros queramos ver. El punto es poder aconsejarte sobre cómo superar ese pasado y tener un mejor futuro.

Es bueno saber por qué la situación del país llegó a esto, es bueno saber el porqué de tus problemas, es bueno saber de tu niñez, pero eso sólo condiciona tu futuro, ahora es nuestro trabajo darte las herramientas para cambiar tu futuro a algo mejor.

Usted ha mencionado que el azar es algo muy importante en nuestras vidas y ha sido olvidado por la psicología.

– La psicología es el negocio de explicar, dirigir y motivar el comportamiento, pero de muchas maneras nuestro camino en la vida se ve afectado por las circunstancias más triviales.

Pero las oportunidades favorecen sólo a las mentes preparadas. El filósofo antiguo Séneca decía que la suerte sucede cuando la preparación se encuentra con las oportunidades. Marx dijo que hay que estar en el lugar correcto en el momento correcto. En resumen, si va a suceder, que suceda cuando tienes algo en los bolsillos. La psicología no debería evitar el destino, sino preparar a las personas para atrapar las oportunidades que tienen en la vida. Podemos hacer que el destino suceda, al mejorar nuestra confianza y comunicación, estaremos más atentos a las oportunidades que el azar nos plantea.

Y el azar está en todo momento. Hace muchos años fui a jugar golf con un amigo pero él llegó tarde así que nos cambiaron el horario del juego. Delante de nosotros había dos mujeres que jugaban muy despacio, así que nos encontramos y empezamos a conversar, tiempo después una de estas chicas se convirtió en mi esposa.

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