martes, octubre 14, 2008

Mantequilla

WACHIK’AJ
Martín Rodríguez

Uno de nuestros mayores obstáculos como país es el pesimismo. Que si un juez dicta una sentencia de asco, todo el sistema judicial no funciona; que si se encarecen el petróleo y las materias primas, la economía se quiebra; que si se abaratan el petróleo y las materias primas, las exportaciones se quiebran. Todo siempre es lo peor que puede pasar.

Me resisto a creer que en las instancias de apelación no habrá un juez digno que mande al ex presidente Portillo a prisión preventiva, por el riesgo de fuga (cuatro años escondiéndose en México hasta que terminaba el interminable “debido proceso” para su extradición lo hace evidente). Y el fraude al Estado es imposible de esconder bajo la alfombra. Si los jueces tuvieron amnesia y lo olvidaron, los invito a recordarlo en el magistral artículo que escribió Claudia Méndez en elPeriódico sobre la declaración del corruptazo Llort en contra de Portillo en EE. UU. Es impresionante cómo los estadounidenses no colaboran con la justicia guatemalteca. Ojalá esté equivocado.

Si en Costa Rica, si en Nicaragua, si en Ecuador, si en tantos países similares al nuestro, con sistemas de justicia tan lentos y precarios como el nuestro, ha llegado a condenarse a ex gobernantes corruptos, ¿por qué nosotros no? Es una cuestión de decisiones de personas. Pareciera como si nuestro destino manifiesto fuera deslizarnos, como sobre mantequilla ligeramente inclinada, hacia el despeñadero. Es casi contagioso el pesimismo en nuestro país. Es chic, es una patología en el imaginario.

Otro de los canales de esa mantequilla es la economía. Yo no sé si es realmente tan pesimista la situación o es solo de la vocería del empresariado. Es que cuando subieron los precios del petróleo (de manera especulativa, realmente una vaina), la situación pintaba oscurísima. Subió también el precio del hierro, por ejemplo, y se complicaba de manera apocalíptica el panorama. El precio del café estaba alto o del azúcar, pero ahí nadie hablaba de lo bueno, solo de lo malo. Ahora bajan los precios de todo a niveles del año pasado y solo nos enfocamos en lo malo que es que baje el precio del café. ¿No les parece algo cínico?

Que hay recesión en EE. UU. y las remesas no crecerán tanto… bueno, en vez de crecer 17 por ciento este año, crecerán 6, que no está mal. EE. UU. es un socio comercial clave (40 por ciento de nuestras compraventas), pero Centroamérica, Europa y Asia han ido creciendo en los últimos cinco años a un ritmo respetable. Podríamos abrir relaciones con China continental y dinamizar las inversiones y el comercio, y pedir desde ya nuestro ingreso en el Unasur y así multiplicar nuestro comercio con Sudamérica. Podríamos también, más que poner banderas centroamericanas en todas las instituciones públicas, dar pasos concretos para darle poder al Parlacen y caminar hacia una moneda única centroamericana, que sí fortalecería nuestras economías.

Los diputados de la Comisión de Finanzas podrían también desmarcarse del cliché de “decir no” y dejar de decirle que sí a todo lo que les dice parte de la cúpula empresarial (como la Cámara del Agro), que después los vilipendia. Podrían entonces aprobar el ISO, para financiar al Estado y el presupuesto. Son representantes de todos los ciudadanos en esas curules. Es impresionante cómo la Gana o la Bancada Guatemala, que apoyaron el Ietaap, ahora se opongan. Qué inconsistencia.

En fin, lo que falta es una vuelta de tuerca. Empezar a ver el vaso medio lleno, porque no tenemos más destino manifiesto que ser felices.

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