Una vida al servicio de la comunidad
Por Marcela Marroquín Cabrera
Prensa Libre
Con el convencimiento de que la educación contribuye al crecimiento del ser humano, el docente guatemalteco Mario Álvarez ha dedicado 16 años de su vida a compartir su tiempo como un educador voluntario. Sus alumnos son hijos de migrantes latinos, a quienes imparte cursos de computación, con el fin de mejorar su calidad educativa.
Álvarez ha proyectado su trabajo a través de Community Action Programs, que se desarrolla en el condado de Boulder, en el estado de Colorado, donde él reside.
El incremento de la población latina en su barrio y la falta de actividades para los más pequeños fue lo que movió a este guatemalteco a unirse a los voluntarios de Casa de la Esperanza.
Este es un espacio creado especialmente para niños y jóvenes, por iniciativa de un grupo de profesionales que trabaja en favor de los migrantes.
“Casa de la Esperanza es uno de los primeros laboratorios de computación y capacitación gratis. Esto permite hacer la diferencia con los niños de escasos recursos y con sus padres, quienes trabajan en el campo. Ahí se beneficia aproximadamente a 40 familias”, explica Álvarez.
Este educador combina el tiempo que sirve como voluntario con las tareas de programador de páginas web para diferentes organizaciones que solicitan sus servicios, y con los Boy Scouts, donde es uno de los promotores de liderazgo entre niños y jóvenes.
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